miércoles, 16 de abril de 2008

Marcelo tiene el brazo apoyado en el tablero, agarra un lápiz mordido y mira abstraído el diseño de una autopista; a su alrededor lápices rotos por el piso, el escritorio y gran cantidad de viruta desparramada. En la puerta Estela, su ex novia, con una valija de piel de cocodrilo y el rimel corrido, que regresó de Moscú cuando se enteró que su ex suegra fue internada en un geriátrico y que él no visita.

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