jueves, 26 de junio de 2008

Viruta

Mi cuerpo es un lápiz sin mina.
Un nene quiere dibujar.
Me coloca en el sacapuntas y empieza a girarme.
Mi piel se parte como madera seca.
El nene no para de girarme en la cuchilla.
Mi carne cae en finos rollos de madera.
El lápiz se traba en el filo.
El nene hace fuerza y arranca un pedazo de corteza.
Continúa.
No se detiene.
De mí ya no queda nada.
Soy viruta dispersa en el piso.

3 comentarios:

Belén dijo...

Me hiciste acordar a una poesía que leí hace un tiempo:

De vez en cuando las mamushkas se secan
pasas de higo que ninguna lluvia o canto salva
con una horquilla hacen palanca
se abren
muestran la pura cáscara
- Roberta Iannamico, “Mamushkas”

Yo también me siento a veces como un lapiz en un sacapunta. Creo que en este momento de mi vida me siento así.

Pagan Poet. dijo...

Hiciste que yo llegue a amar lo que acabo de leer. Sí, y eso no es una cuestión fácil hoy día.
Que loco es sentir que no somos nada, que somos parte de esa viruta tirada al piso...
Me gustó mucho tu blog, asi que te seguiré leyendo.

Saludos, besotes! Gracias por pasar :)

Violeta dijo...

"Mi cuerpo es un lápiz sin mina.
Un nene quiere dibujar."
Es sorprendente cómo el vacío que podemos sentir, con tanta fuerza e intensidad, muchas veces resulta invisible para los ojos ajenos.

Como simpre, muy lindo!
Besos!