miércoles, 1 de agosto de 2007

En la ventana


Se despierta temprano. Se viste con la ropa que usa los lunes y se dirige al sillón que está junto a la ventana. Se sienta y espera a que la mucama le traiga el desayuno: café y algunas tostadas con manteca. Prende un cigarrillo, da una bocanada y lo pone en el cenicero, deja que se consuma. Mira a través de la ventana, con la cabeza inclinada y una mano encima de la otra.
-¿Dormiste bien?- le pregunto, resistiendo a bostezar- Me duele el cuello, estoy un poco contracturado… Tendría que ir al masajista, ¿qué decís?
La mucama pide permiso para entrar. Adelante, le digo y me acomodo en la pared. Entra, deja la bandeja con el desayuno y sale.
-¿Qué decís? Tendría que ir al masajista- le repito-, ¿no? Con este calor, me duele la espalda y el cuello. No sé qué pasa. También me despierto traspirado. ¿Voy no? Más bien al médico tendría que ir.
-Si, al médico-, dice secamente.
Desayunamos. Ella come una tostada, da un par de sorbos a su té.
Me visto. La beso en la cabeza y le digo:
-Me voy. Quizás después de trabajar pase por el masajista. O por el médico, si consigo turno.

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